
Quiero seguir siendo respetuosa con Juan Pablo II, aunque me parezca que ha sido, básicamente, un irresponsable en temas esenciales, por decirlo con suavidad. Ya se ha hablado bastante sobre esos aspectos en comentarios a anotaciones anteriores, así que no me extenderé. No pensaba volver a tocar el tema, pero la saturación empieza a ser peligrosa para la salud mental de algunos, entre los que me encuentro.
Y es que resulta increíble ver cómo Tele5 emite videos de aficionados que grabaron al Papa cantando, bailando, sonriendo, en plan tsunami global. O a TVE alardeando de haber grabado a pie de calle, camuflado entre el gentío, el ambiente que se respira entre las colas…
Pero lo peor de todo –para mi sensibilidad- es la reiterada e insoportable frase, formulada de todos los modos posibles: “Jamás se ha visto tal concentración de líderes mundiales…” “La presencia de líderes mundiales es impresionante…” Y dale… Y ese poder de convocatoria se utiliza como argumento para que todo el universo manifieste su admiración por Juan Pablo II. No es para menos, ha conseguido que ¡¡un presidente de los Estados Unidos se arrodille en el Vaticano!!
Lo siento, pero a mí me da no sé qué ver a Àngels Barceló -tan agotada que se le han escapado al menos dos palabras en catalán que rápidamente ha corregido- explicar, como si se tratara de un pequeño Watergate, que algunos de esos supercalifragisticos líderes mundiales tropiezan con los humildes mortales en las calles. Y como ejemplo, John Kerry y Yuschenko. Ambos caminaban hoy tranquilamente por Roma. Junto al presidente ucraniano, varios guardaespaldas enfurruñados con unas armas que no reconozco, pero que intuyo son potentísimas y, sobre todo, están muy a la vista.
(Seguir leyendo…)